Anticipándome a argumentos posteriores, os diré que esa no debe ser vuestra máxima preocupación. Lo importante y lo que debéis analizar y controlar son los nervios durante los meses de estudio.
¿Por qué?. Porque en su justa medida, tener una activación por encima de la normal el día del examen es positivo. Te ayuda a mantener la activación óptima y un grado de alerta y foco durante toda la prueba. A causa de la descarga de adrenalina que se produce, aumenta el ritmo respiratorio, se acelera el corazón y tenemos un nudo en el estómago, pero también nos genera esa sensación de euforia y elevada activación que nos prepara para sacar el máximo rendimiento.
Por eso, los nervios de ese día no son un problema. Ahora bien, mantener una continua sensación de nerviosismo y alteración durante la fase de estudio sí es un problema, pudiendo derivar en procesos de ansiedad. Y en ese caso, es posible, que si mantienes ese nivel de ansiedad durante meses, el día del examen pueda ocurrir un colapso, con la consecuente carga emocional posterior que conlleva, el desastre de examen que vas a hacer, la posterior autoestima por los suelos, falta de confianza, sensación de fracaso, etc.
Tienes que evitar la alteración, angustia o nerviosismo durante la fase de estudio, ya que no es adaptativa sino perjudicial a corto, medio y largo plazo. Así que la pregunta debería ser: ¿Cómo controlar los nervios durante los meses de estudio? Porque si lo consigues, el día del examen tendrás nervios, sí, pero “de los buenos”.
En ocasiones la angustia es consecuencia de la inseguridad producida por una falta de método, que no te permite ver resultados, simplemente porque no has hecho un planteamiento sólido sobre cómo abordar el estudio, no has planificado a largo plazo de forma realista, no te organizas y la sensación resultante es de descontrol y falta de confianza. Como ya os he dicho, opositar es diferente a todo lo que habíamos hecho antes que le llamáramos “estudiar”. Es mucho más complejo y por eso el abordaje debe ser más complejo también.
También puede tener que ver con tus expectativas y la falta de paciencia respecto a los resultados. Recuerda que la memoria a largo plazo se construye de forma acumulativa, es decir, como consecuencia de las vueltas y repasos. No puedes pretender memorizar todo en la primera vuelta porque no va a pasar. Dominar la mayor parte del contenido es el resultado de un mínimo de 12 meses estudiando con un sistema de vueltas y arrastre.
Además, no utilizar diferentes técnicas de estudio y memoria a largo plazo puede dar como resultado avances muy pobres en comparación con las horas que dedicas. Estudiar sin calidad deriva en desmotivación, agotamiento y posibles abandonos porque no te luce el tiempo, y uno termina pensando que no es capaz de estudiar una oposición. Y el problema no es que no puedes, es que no sabes cómo estudiar una oposición.
Una falta de organización del tiempo en función de tus circunstancias externas también puede generar mucha ansiedad. En mi opinión, hay que ser realista con los plazos que nos ponemos según el tiempo real del que dispones. Por ejemplo, si dedicas sólo media jornada a estudiar una oposición A1 porque trabajas, el tiempo necesario para dominar el temario, aproximadamente y en general, será el doble que si te dedicas intensivamente. Por tanto, tu planteamiento de estudio debe ser sostenible, incluyendo más descansos, porque necesitarás más años.
Concluyendo, si mientras estudias tus sensaciones son de ansiedad, angustia o inseguridad, párate a pensar si estudias con un método eficaz en el que confías y ajustado a tus circunstancias. No continúes sin revisarlo porque mantener ese malestar a medio y largo plazo puede ser muy negativo, tanto para el día del examen, como para tu salud.