El camino que vamos a recorrer para alcanzar nuestra plaza va a ser, sin duda, largo. Este camino puede abarcar un periodo de 1, 2, 3, x años, dependiendo de múltiples factores. Y en este intervalo de tiempo, nuestra vida personal, social o laboral inevitablemente también continúa y afecta de forma directa en el rendimiento del estudio.
Es muy difícil aislar totalmente el estudio de la oposición del resto de parcelas de nuestra vida. Es decir, tenemos una familia, un trabajo, una pareja, un perro… y por tanto, podemos tener un problema familiar, tener un jefe o un compañero imposible, tener que afrontar una crisis sentimental o, para colmo, se nos puede morir nuestro perro.
Así que, en mi opinión, uno de los factores clave para mantener la calidad del estudio es, sin duda alguna, la capacidad para mantenerse focalizado a pesar de los avatares de la vida. Es más, diría que es fundamental para conseguir cualquier tipo de meta que te propongas con éxito. Quiero decir que, no tendrá el mismo resultado ni en el mismo plazo de tiempo, una persona que, tras una ruptura sentimental necesita 1 año para recuperarse y retomar su actividad normal, que otra que en un mes es capaz, a pesar del dolor, de focalizar de nuevo en sus objetivos personales y continuar.
La capacidad para mantenerte focalizado es una de las características personales a no olvidar mientras opositas. Permite distinguir lo importante de lo superfluo, además de permitirte retomar tus objetivos personales ante cualquier adversidad en el menor tiempo posible. La buena noticia es, que esta habilidad puede aprenderse, desarrollarse y fortalecerse durante toda nuestra vida. Si a ello le sumas constancia y mucha organización, te resultará mucho menos costoso afrontar este duro camino. Hablaremos de ello en próximas publicaciones.