Gestionar un mal resultado es un elemento fundamental en el proceso de opositar. Porque, seguro que ya has visto que, hay malos días de cante, demasiados fallos en un simulacro del tema que acabas de estudiar, compañeros en clase que lo hacen bastante mejor que tú, muchas correcciones del preparador y un sinfín de feedback negativos durante estos largos meses.
Hay que intentar asociar estos errores, no a nosotros o a nuestra falta de capacidad, sino a cuestiones técnicas a mejorar como: contenidos concretos a repasar otra vez, temas que necesitan un nuevo esquema revisado, planificación que incluya menos temas para poder darles más calidad, intercalar más semanas de repasos, etc, sin caer en valoraciones negativas sobre nosotros mismos.
El error significa, “todavía falta estudiar más o estudiar mejor”, y esto, no es negativo en sí mismo, sino un resultado objetivo de cuánto has avanzado y cuánto te queda para llegar a la meta. Gracias a esos fallos, reconducimos nuestra estrategia y vamos afinando el estudio. Estoy convencida de que la evolución de los fallos sigue una curva de “v invertida”. Durante meses, parece que por muchas horas que le dediquemos seguimos teniendo los mismos o más fallos, momento en que debemos gestionar la frustración y solo pensar en seguir y persistir, pero a partir de un punto de inflexión, el contenido va haciendo “click” en tu cabeza y este número de errores va disminuyendo.
Por eso, creo que es importante no obsesionarse en las primeras vueltas con memorizar todo y mucho menos, pretender tener buenos resultados, porque no sería un objetivo realista. Los primeros meses son de familiarización, ubicación y carga de nuevos conceptos. No vas a hacer buenos test, ni a cantar con soltura los temas. Es momento de tomar nota de los errores, planificar, revisar la estrategia y continuar. Yo le llamo “modo encefalograma plano”: pensar poco y estudiar mucho. Simplemente hay que planificar bien, cumplir tus objetivos diarios y descansar mejor. El aprendizaje para una oposición es acumulativo, no vale con una vuelta, ni dos.
Compararnos con compañeros de clase que lo hacen mejor, tampoco ayuda. Si tienes la suerte de compartir clase con opositores más avanzados, aprende de ellos, utilízalos como modelos. Fíjate en lo que te gusta e incorpóralo a tu estilo. Te aseguro que lo mejor que te puede pasar es compartir clase con gente muy buena, así ves el nivel real de competición, lo que te obliga a superarte y además, tienes ejemplos para aprender de ellos.
Mantén una actitud de superación y de triunfo. Acepta que el fallo forma parte del camino y alíate con él. Levántate lo más rápido posible, casi sin que te de tiempo a pensar y continua tu camino.